Camino de Santiago, etapa novena: de Santo Domingo de la Calzada a Belorado


No has descansado bien y al poner pie en tierra se resiente tu pierna derecha. Con poca fe, tomas un antiinflamatorio y empiezas a caminar, renqueante. Recorres toda la calle mayor, adoquinada, escuchando sonido rítimico que provoca tu bordón conrta la piedra. Intentas mantener un rtmo constante, pues parece que así llega un punto en que la tendinitis -o lo que sea- se ablanda y molesta menos.

Un tramo del camino transcurre paralelo; es llano. Cuando se desvía de la carretera, ves que hace un pequeño rodeo antes de llegar a Grañén, tu siguiente destino: Grañón. Ignorando las indicaciones del camino, sigues caminando agradablemente junto a la carretera (el arcén es ancho y no hay apenas tráfico). Cuando llegas a Grañón, entras por la calle Santiago, indicio de que el antiguo seguía el mismo trazado que tu has hecho. Es común encontrar en el camino desviaciones innecesarias que no sólo se alejan del trazado original sino que, por evitar una carretera (donde caminar se hace mucho mas agradable que sobre las piedras del camino); a base de instito e interpretación del trazado aprenderás a seguir el camino más recto y llano prescindiendo cuando sea necesario de las indicaciones oficiales.

Al llegar a la plaza de la iglesia te llevas dos alegrías. Por una parte, las formas románicas del templo; por otro, ver un bar abierto tan temprano. Allí entras para desayunar civilizadamente; es decir, servido encima de una mesa. Mientras desayunar, otros peregrinos madrugadores van llegando.

Fotografía de la iglesia románica
Iglesia de Grañón

En la confluencia de calles que representa la plaza de la iglesia, la calle Santiago pasa a llamarse calle Mayor, por donde abandonas el pueblo. Aún no lo sabes, pero al salir de la plaza vive una chica con la que el destino te cruzará en menos de un mes.

También ves una oficina de Ibercaja, tu caja de ahorros, pero no quieres parar todavía a sacar dinero pensando que si en un pueblo tan pequeño como Grañón hay oficina bancara de esta entidad, por fuerza encontrarás otras más adelante antes de llegar a Burgos. Es un error que acabarás pagando.

Redecilla del Camino es el primer pueblo de la provincia de Burgos, y te recibe con un rollo jurisdiccional a su entrada, rodeada de una zona verde arbolada; es un lugar perfecto para hacer otra parada y descansar, pues las molestias de tu pierna no mitigan.

Los rollos jurisdiccionales indicaban que una villa era sede con potestad para juzgar conforme a las leyes del reino, y era otorgado por los reyes castellanos. A lo largo de la historia se han confundido con los rollos de justicia o picotas, donde se daba escarmiento público a los reos.

A partir de Castildelgado, a poca distancia, el camino hace una cuña pronunciada para pasar por Viloria de Rioja; sin duda interesantísima población. Pero como allí no se te ha perdido nada y más interesante te parece economizar pasos, sigues andando por la carretera, en recto caminar hacia Villamayor del río, donde harás tu siguiente parada. Éstel desvío es tan evidente que la mayoría de peregrinos optan por seguir el camino recto, y no las indicaciones. Durante la marcha, algunos coches que pasan saludan animadamente -sin los habituales gestos obscenos que acompañan al claxon en otras ocasiones menos festivas- a los peregrinos. En cierto, sentido, reconforta.

Belorado es una población de mediano tamaño; tiene dos albergues y te encaminas hacia aquel del que mejor te han hablado, aunque sea un poco más caro. De remodelación reciente, estás de suerte, pues duermes en una litera empotrada en un rincón, con cierta sensación de intimidad. No sirven comidas en el albergue, pero en la plaza mayor del pueblo comes en la terraza de un bar.

La plaza mayor, sin ser antigua, es amplia circular y bien proporcionada; parcialmente porticada, lo que le da un aspecto noble a pesar de su modernidad.. Ves preparativos para unos festejos; en Agosto son muchos los pueblos que celebran fiestas patronales.

Buscas una sucursal de Ibercaja, pero no encuentras. No te importa, piensas que tarde o temprano aparecerá verás alguna por un pueblo del camino. Y, si no, te queda para algunas compras y pagar el próximo albergue, nada más.

Por la tarde, después de echarte una siesta,  das un corto paseo para desperezart; muy corto, pues el casco urbano, a pesar de su imponente plaza, es muy pequeño. De vuelta al albergue, te duchas, lees, y charlas con otros peregrinos. Casi todos habéis hecho lo mismo, ignorar el camino a la altura de Viloria de Rioja y continuar por la carretera.

Por la noche, cenas un bocadillo con las viandas compradas en un pequeño colmado y, muy temprano te echas a dormir. Ántes, consultas el trazado: la jornada de mañana se presenta dura: atravesar los Montes de Oca.


Comentarios

Entradas populares