Camino de Santiago, etapa decimocuarta: de Castrojeriz a Frómista


Sales de Castrojeriz con buen ánimo. Has dormido bien en el jardín el albergue y la etapa que hoy te espera es relativamente corta. Ésta vez el camino es más directo que la carretera, así que lo sigues en una dirección ligeramente ascendente. La mañana está despejada, hoy también hará calor

Explotación rural Itero de la Vega
Casas a la salida de Itero de la Vega

Hasta Itero del camino no hay ningún pueblo intermedio, así que buscas algún sitio con sombra donde desayunar. Aprovechas la vaguada del río Odra, antes de emprender una subida pronunciada.

Dejando de lado Itero del castillo, haces una breve parada en Itero de la Vega. Ya llevas más de media etapa y te tomas este último tramo con tranquilidad. Tanta que cuando llegas a Boadilla del Camino es casi mediodía. Decides continuar hasta Frómista y comer allí.

Frómista es una población que sin llegar a los 1.000 habitantes denota cierto dinamismo. Pero si por algo destaca, y no te decepciona, es por la iglesia de San Martín de Tours. Recuerdas tus clases de historia, cuando estudiando las formas canónicas de un templo románico te explicaban que solían proyectarse dos campanarios, pero casi nunca, tal vez por falta de presupuesto, se erigía el segundo de ellos. Pues bien: ante ti tienes un templo románico sin otras formas añadidas con sus dos torres formando un conjunto perfectamente armónico.

San Martín de Frómista
San Martín de Frómista, exponente del románico castellano

Su privilegiada situación en medio del vasto espacio que forma la plaza dotan al edificio de una especial magnificencia, permitiendo la contemplación desde cualquier costado. El otro templo, el de San Miguel tiene un aspecto más destartalado, además de mezclar varios estilos arquitectónicos en su construcción.

Por la tarde, aprovechas la misa de diario que se celebra en San Martín para ver el templo por dentro. Un interior poco ornamentado deja ver la pureza de las formas románicas en su interior. Sin llegar a la grandeza del gótico, este templo ofrece recogimiento a quien se adentra en él. Durante los oficios, gente del pueblo y algún que otro peregrino. Reconoces a un padre que peregrina con su hijo y a una peregrina que conociste en Rabé de las Calzadas.

Es una señora de mediana edad que hace el camino sola, con un sentido religioso que trasciende en su modo de actuar y de ser con los demás peregrinos, muy distinta de los peregrinos -tal vez mayoría- que emprenden la peregrinación para estar en contacto con la naturaleza o para "encontrarse a si mismos", algo que te deja bastante perplejo, pues muchos de ellos tienen ya una edad considerable para andar "perdidos" y tener que ir a buscarse sudorosos y harapientos a una ruta de mal dormir y peor andar.

Le toca una litera próxima a la tuya, y tu le pide que, si te oyese roncar, te despertase o te diese con un palo, pues sabes bien lo desagradable que es intentar dormir con alguien roncando a lado. Pero no hay manera de convencerla; dice que se negaría a despertarte. Nunca has sido una persona que ronca, pero esta noche te preocupa especialmente que puedas llegar a serlo.

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