Camino de Santiago, etapa decimoséptima: de Sahagún a Reliegos


Abandonas temprano Sahagún cruzando el puente de piedra, hasta dar con la carretera y, con ella, también el camino que discurre a su vera. La etapa de hoy será muy similar a la de ayer: llana, suave y con un cuidado camino junto a la carretera.

Lateral ermita de la Virgen del Peral, Bercianos
Ermita de la Virgen del Peral, Bercianos

Pasas todavía de noche la pequeña población de Calzada del Coto y prosigues hasta una ermita a la vera del camino, con una arboleda plantada que ni ha crecido ni da sombra, para descansar y comer algo. Es la ermita de la Virgen del Peral. Tienes suerte; no hay sombra, pero parece que el día amanece nublado.

La guía te marca una etapa corta de 17 kilómetros hasta el Burgo Raneros, pero ya estás en Bercianos del Real Camino, a mitad de etapa y apenas ha amanecido. Decides prolongarla hasta Reliegos o Mansilla de las Mulas, donde antes se acaben tus fuerzas.

Laguna Grande, Bercianos del Real Camino
Laguna Grande, a la salida de Bercianos del Real Camino

El Burgo Raneros es una población importante, allí compras provisiones para tu alforja y sigues caminando. En un tramo recto y hermoso empieza a lloviznear. «Sólo son cuatro gotas», piensas, y no le das más importancia. Pero enseguida esas "cuatro gotas" se multiplican exponencialmente y empieza a llover de verdad.

Carretera y camino, entre El Burgo Ranero y Reliegos
Carretera y camino arbolado, entre El Burgo Ranero y Reliegos

Paras en seco, buscas la capelina que compraste en Rocesvalles y que aún no has tenido ocasión de utilizar. Pasan cinco minutos más, empapándote en mitad de la llanura, hasta que desplegas la prenda. Intentas ponértela, pero no hay manera. Teóricamente está diseñada para un peregrino y su mochila, pero han debido pensar que los peregrinos viajan con pequeñas mochilas escolares, porque no hay forma de que cubra tus pertenencias por completo. Dispuesto a no cargar ni un metro más con un peso tan inútil, escampas la capelina en mitad del páramo y decides que la lluvia no está tan mal; sobre todo después del calor que ha hecho durante estos últimos días.

Muy pronto deja de llover; aprovechas una pequeña zona de campo yermo que se abre tras atravesar la vía del ferrocarril, muy cerca ya de Reliegos, para descansar. Comes, y te tumbas un rato, aprovechando la mochila como almohada. Con los ojos cerrados, escuchas a otros peregrinos que pasan a escasos metros
— ... ¿quién es?— Escuchas preguntar a una mujer.
— Es el israelí— Responde su marido. Te incorporas y les miras.
—No, creo que no.

Te han confundido con un peregrino israelí que hace el camino. Sabes que se refieren a un peregrino israelí que hace el camino en solitario y que has visto en estas últimas etapas. La pareja coincidió con él en otro albergue. Sabes también que trabaja en una fábrica de armas y que en uno de los albergues, donde se cenaba en común, compró el mejor vino que pudo encontrar para invitar al resto de peregrinos; pero como no sabía mucho de vinos, dudas si realmente le vendieron el más bueno o el más cara. Con lo que te gusta el vino, lamentas no haber estado allí.

Ya son poco más de las 3 de la tarde cuando llegas a Reliegos. Decides no continuar hasta Mansilla de las Mulas, a escasos 6 kilómetros, porque encuentras plaza en el albergue de este pequeño pueblo. Además, la etapa desde Reliegos hasta León es muy asumible: 23 kilómetros. Cuando llegues, habrás cubierto tres etapas en dos días.

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